La autoconfianza

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La confianza en uno mismo es un principio delicado que tiene que ver con la autoestima, que a su vez responde a principios de difícil desentrañamiento. La mayor parte de la veces hunde sus raíces en la más tierna infancia y, o comienza a motrarse en la adolescencia, o bien en la vida adulta, pero generalmente, desde el comienzo de la adolescencia ya marca el modo de ser de la persona. En el caso de los hombres, ser poseedor de una envidiable forma física, unido a un cuerpo escultural, trabajado en el gimnasio -que por eso lo hacen-, ayuda a sobrellevar una autoestima tocada. La apariencia da una seguridad inmediata en medio de un mundo subyugado por la imagen. Y si además eres poseedor de un pollón de esos impresionantes ya ni te cuento. Lo del pollón es una cuestión meramente genética con la que no podemos lidiar, o se tiene o no se tiene, pero a juzgar por el éxito que han adquirido los adminículos para alargar el miembro viril, no hay tío que no quiera tener tres o más centímetros de polla de sobra, lo cual confirma que debe dar también mucha seguridad, sobre todo en ciertos ambientes, en los que el tamaño del nabo es condición sine qua non para ingresar y ser estimado. Lo cierto es que cada cual pone su seguridad en lo que piensa que se la puede dar, sus ídolos o fetiches, lo que pasa es que algunos son de libro, léase, la polla, el músculo, el trabajo bien considerado, el coche, la casa, la situación social o ser guapo. Pero es que un guapo enclenque ¿a dónde va?

De todos modos, la vida es aprender a considerarnos a nosotros mismos como valerosos y dotados de entidad, dignos de estima y de ser amados, aunque sea por nosotros mismos. A ver si aprendemos. Solo así sabremos apreciar a los demás por lo que valen, como personas dignas de estima y de ser amadas.

Ser guapo

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La belleza física es, en el fondo, una cuestión de gustos; aunque es verdad que hay percepciones comunes a un elevado número de personas. No obstante, todo depende del gusto propio. A mí, por ejemplo, me parecen guapísimos ciertos hombres con determinadas caras, que a otros no se lo parecen en absoluto.

Todos ellos me parecen extraordinariamente guapos.

Ahora bien, también es sabido que no todo es la cara linda; hay otras cosas. Digamos que es un conjunto en el que intervienen el cuerpo y su apostura, la sonrisa, como se mueve uno, la actitud ante la vida y las cosas, y, sobre todo, la personalidad. Eso no lo puedo expresar en una foto, aunque hay algunas que engañan bastante bien. Y después está el morbo, es decir, este tío no es guapísimo, pero tiene algo que me encanta. Es decir,

Reconozco que mi gusto está un tanto sesgado, pero es que no me atraen mucho otros tipos que convencionalmente se consideran guapos, a saber

Por lo que decía al principio, es una cuestión muy personal, ¿no les parece?

Sería una tía hetero

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Leí una entrada en una de las páginas que frecuento que me llamó mucho la atención. Parafraseando, a mí me molan los tíos por muy diversas razones. Me parto con esos que por «ser de gym» ya se creen que tienen un grado, y se creen superiores al resto; lo mismo podemos decir de los que se saben guapos, aunque lo sean de verdad. Si me gustaran los tíos solo por ser de gym y guapos sería una tía hetero. Caramba, no sabía que te pudieras cambiar el sexo con tanta facilidad, ni tampoco que no eras un hombre, con la particularidad que sexualmente le atraen los hombres también. Entiendo en parte la comparación, pero solo me vale para las típicas tías heteras, y valga la redundancia. Porque es verdad que ser hombre es mucho más complejo que tener un cuerpo diez, estar cachísimas o tener un rostro de Adonis. La atracción comienza por la vista, pero continúa por la cabeza, no lo olvidemos, y luego por la apostura y el modo de ser. Hay personas irreconciliables por los modos de ser, aunque luego sean capaces de tórridas escenas del más alto voltage en cumplidas ocasiones. Si es que me voy a tener que convencer de que los mejor es tener follamigos…

Los libros de autoayuda

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Hay demasiados libros de autoayuda para hombres que no saben enamorarse de mujeres y afrontar el compromiso de una relación, pero no creo que existan muchos para los hombres homosexuales. ¿Será que como sus relaciones no son «productivas» no tienen interés para la sociedad? ¿o más bien porque corre el rumor bien infundado de que huyen del compromiso como de la peste? Yo, por lo que leo, tengo la impresión de que a todos nos gustaría la pareja perfecta: que nos llene en todo y que encima nos deje hacer tríos. Y que no sea celoso si miramos a todo hijo de vecino.Y es que así ¿para qué queremos  libros que nos ayuden a madurar?